
En el corazón de Guatemala, rodeado por volcanes y montañas verdes, se encuentra un lugar muy especial: el Lago de Atitlán. Sus aguas son tan azules que parecen un pedacito del cielo en la tierra.
Cada mañana, cuando el sol sale, el lago se convierte en un espejo que refleja los tres grandes volcanes que lo cuidan: Atitlán, Tolimán y San Pedro. Las aves cantan, los niños juegan en la orilla y las lanchas cruzan lentamente sus aguas tranquilas.
Alrededor del lago hay pueblos llenos de colores, donde vive gente trabajadora y alegre. Las personas visten trajes típicos mayas y venden hermosas artesanías como huipiles, collares y tejidos hechos a mano. Los pueblos más conocidos son Panajachel, San Juan, San Pedro y Santiago Atitlán.
En el lago viven muchos animalitos como peces, cangrejos, patitos y aves que vuelan por los cielos. También hay árboles, flores y mariposas que hacen del lugar un paraíso lleno de vida.
El Lago de Atitlán no solo es bonito, también es muy importante para las personas y la naturaleza. Por eso, debemos cuidarlo siempre: no tirar basura, respetar a los animales y mantener el agua limpia.
Visitar el Lago de Atitlán es como entrar a un cuento… ¡un cuento que vive todos los días!